Para nuestra universidad, es imprescindible contar con un liderazgo ejemplar que encarne los valores, la misión y la visión que sustentan el prestigio de esta institución. Por ello, durante nuestra ceremonia de graduación 2023 fue un momento emotivo el escuchar las palabras que nuestror rector, el Dr. Carlos Arturo Luna Gómez, dirigió a todos los graduados.

Mis estimados egresados, a ustedes: mi gratitud.

¿Por qué?

Han de saber que ayer, un primero de septiembre de 2023, su Universidad ha cumplido un año más de vida, 28 años ya de aquel septiembre de 1995, cuando nuestro fundador aquí presente, el Dr. Carlos Arturo Luna Escudero, valiente veracruzano, emprendió una aventura en la que su sueño de apoyar a la juventud veracruzana a través de una educación de calidad con costos accesibles fuera realidad.

A casi 3 décadas de distancia, con miles y miles de jóvenes y no tan jóvenes que han pasado por alguna de las 4 ubicaciones físicas en las que ha estado nuestra Universidad, con casos de éxito de mexicanos que han alcanzado sus sueños y han ayudado a que este sea un país mejor, es que llegamos a este aniversario llenos de satisfacción porque sabemos que hemos logrado ser un cambio sustancial e importante en nuestra sociedad, en nuestro estado veracruzano y en nuestra madre patria, México.

Así llegan ustedes, queridos egresados, a este momento histórico en sus vidas. Nuestras generaciones de bachillerato, quienes egresaron hace poco más de un mes, así como las que hoy nos visten de gala en este escenario del SNTE 32: nuestras licenciaturas, especialidades, maestrías y doctorados, quienes tienen la inequívoca misión de un lince preparado: poner el conocimiento, la ciencia, los saberes, el tiempo y el intelecto al servicio de nuestra sociedad.

Y es que hoy, en una época de constantes cambios, donde lo natural es recibir un cúmulo de información a cada momento, venido de las tecnologías de la información y comunicación, hemos perdido la conexión con nuestro entorno. Tenemos dos vidas, la virtual y la terrenal; nos hemos conectado mediante avatares e inteligencias artificiales a un mundo donde las posibilidades son infinitas. Allí se pasan lustros enteros en tan solo unas cuantas horas viviendo vidas que no son nuestras, mientras que en nuestra realidad perdemos de dimensión la pobreza, el hambre, la necesidad de nuestros pueblos originarios, el constante estrés al que sometemos a nuestro medio ambiente, el sinsentido de crecer en ciudades que consumen incontables recursos naturales, recursos que son finitos. Nos hemos olvidado de cuidar la naturaleza, de sembrar un árbol, de cuidar nuestra agua, de ser solidarios con el vecino, de dar los buenos días a nuestros compañeros de viaje.

Hemos perdido el asombro ante la tragedia ajena, ante la inseguridad y la violencia que nos rodea, la vemos como un simple hecho, de esos que pasan a diario de manera natural. Y aquí, estimados egresados, es donde hago el punto de inflexión y les pregunto qué queremos ver en el futuro inmediato en nuestras vidas. Donde nos hagamos la pregunta del por qué estudié, para qué pasé prácticamente toda mi vida detrás de un pupitre recibiendo conocimientos que, en la mayoría de los casos, pensamos que son inútiles. Para qué ser un científico con un grado de maestro o doctor, sino es para poner ese privilegio de haber sido formado en conocimiento, valores y ética al servicio de la humanidad.

Hoy, a quienes se gradúan los invito a participar como actores principales en la construcción de una sociedad más igualitaria y equitativa, en donde las ideologías sean capaces de convivir sin desbordarse de pasión, en donde el respeto hacia el ser humano sea precisamente por eso, por ser un humano con todas las capacidades de recibir amor, de que por el simple hecho de existir merece el respeto y tener las mismas oportunidades que todos los demás. Cuando logremos mirar a otro ser humano a los ojos sin juzgar su condición social, espiritual, religiosa y de opinión; cuando podamos dialogar de cualquier tema sin lastimar ni ofender por el pensamiento divergente, cuando apoyemos a esa persona que tiene alguna discapacidad motriz o intelectual, cuando entendamos que nuestra perfección radica en ser diferentes a los demás, cuando no hagamos alarde de alguna superioridad, ese día podremos hablar de una inclusión verdadera, mis estimados egresados.

Los invito también a ser ciudadanos; y es que ser ciudadano es tan amplio como ejercer mis facultades para generar una sociedad que sea inclusiva y siempre estar en busca de esa mejora continua. A todos los aquí presentes, nos toca ejercer nuestros derechos y cumplir con nuestras obligaciones. En ese sentido, los invito a participar de la democracia; vivimos en un país en el que se denosta, otra vez, por pensar diferente, se nos está enseñando a dividir en lugar de sumar, se nos está obligando a restar en lugar de construir. En este momento es cuando debemos ejercer nuestra libertad de pensamiento y de crítica; cuando nos inviten a votar, ¡VOTEMOS!, cuando nos inviten a participar, ¡PARTICIPEMOS!, cuando nos inviten a trabajar, ¡TRABAJEMOS! Y, mejor aún, si no los invitan no importa, HÁGANLO de todas formas. Muchos hablan de hacer patria por redes sociales; cualquiera critica, ataca, presiona, acusa y hiere desde el anonimato, pero pocos son los que pasan de ese mundo virtual del que les hablaba, al mundo material. A mostrar la cara por las acciones ejercidas, a dar un paso adelante para cambiar para bien nuestro entorno, a ponle nombre, apellido y rostro a las acciones positivas que queremos para nosotros mismos y para los que nos rodean.

Porque hacer patria es tener amor y respeto por la nación donde se ha nacido y procurar su bien, nos obliga a cuidar a nuestra naturaleza, a conocer nuestras múltiples culturas y respetarlas, a conocer nuestras costumbres y raíces milenarias y encontrarles un lugar en nuestro mundo actual, a vivir nuestras muchas tradiciones y honrarlas admirándolas y haciéndolas nuestras. Hacer patria es recordar que somos lo que construyeron quienes nos han precedido, es vivir nuestra historia pasada y entender cómo ella nos ha hecho quienes somos. Tenemos que recordar que somos la mezcla de culturas, de un sincretismo que se ha logrado a través de generaciones. No hay que olvidar nuestra historia, al contrario, hay que honrarla. No debemos olvidar la esclavitud de nuestros indígenas y de la raza negra, no debemos olvidar las grandes luchas y guerras que permitieron la libertad de un continente, no debemos olvidar las incansables luchas de los trabajadores, de las mujeres, de los pueblos originarios, las luchas de las agrupaciones de personas de todo tipo por transformar y transitar a una sociedad más igualitaria. Estimados egresados, hacer patria es saberme en el privilegio de ser educado y utilizar todas mis herramientas y saberes para hacer grande a nuestra nación. Hoy, mediante nuestras acciones positivas y propositivas, mediante la acción del voto y la democracia, mediante el respeto a los derechos y obligaciones, ¡nos toca HACER PATRIA!

Queridos egresados, después de este mensaje, me gustaría mucho que nos pusiéramos de pie, por favor, nos ponemos de pie. Giren sobre su lugar y miren quiénes están hoy, como siempre, detrás de ustedes. Mírenlos fijamente y de frente, den las gracias por el gran esfuerzo que han realizado a través de estos años. Las madres que luchan y proveen, los padres que han estado y escuchado, los hermanos que la han sufrido con ustedes, las parejas que han construido desvelos con ustedes, los hijos que son seguramente sus motores. Ellos merecen también un reconocimiento. ¡Busquen sus caras entre el público y démosles un respetuoso y muy ruidoso aplauso a ellos!

Finalmente, mis orgullosos egresados, quiero resaltar el trabajo del equipo Lince de nuestra Universidad, enfundado en nuestros maestros y nuestro personal administrativo. Así como ustedes, ellos representan la fuerza viva de nuestra razón de ser. La comunidad Lince se compone de gente capaz, solidaria y humana y ante esto, agradezco su tiempo y su esfuerzo, porque la calidad educativa no es posible sin el esfuerzo de cada uno de ellos. Mi reconocimiento y admiración por cada minuto dado en pro de la educación de calidad, por cada orientación. Gracias a nuestro equipo Lince.

Estimados egresados, muestren al mundo sus habilidades con la cara en alto. Hoy se gradúan como licenciados, especialistas, maestros y doctores, hagan sentir a su alma mater orgullosa de ustedes, lleven el mensaje y la filosofía lince a nuestra sociedad. Hagan gala y uso de sus conocimientos para buscar la manera de vivir en armonía con nuestra pacha mama (madre tierra). Pongan de manifiesto el método científico para llegar a nuevas tierras, denle lugar y paso al asombro y a la observación, como cuando niños. Sean mensajeros de la filosofía lince en donde quiera que se paren.

Y no olviden nunca a su alma mater, y recuerden que una vez lince, siempre Lince, por ello ¡Somos Linces! y ¡Somos IVES! ¡Muchas gracias!